jueves, 30 de agosto de 2012

LO QUE PIDIO CORREA A ASSANGE

La semana pasada, los británicos y el resto del mundo recibieron un sabor del conocido balcanazo latinoamericano.

El fundador de Wikileaks, Julian Assange, que habló desde la embajada de Ecuador en Londres, agradeció públicamente el presidente Rafael Correa por concederle asilo.

Como era de esperar, Correa, que se ha especializado en la “campaña permanente” desde que llegó a la presidencia en 2007, aprovechó la inexplicable decisión del gobierno británico para citar una ley de 1987 que justificaría su entrada en la embajada de otro país.

Correa vio eso como una amenaza y un grito de guerra para la soberanía nacional, no sólo en Ecuador, sino en América Latina, donde es, con razón, un tema tan sensible.

El caso despertó un sentimiento de solidaridad -al igual que el asunto de Malvinas- entre los países de la región, tal como se expresa en las declaraciones de UNASUR y la OEA, que reafirman la inviolabilidad de las embajadas. Los países del ALBA más radicales fueron más allá respaldando la decisión de Correa de conceder el asilo a Assange.

Correa, que boicoteó la cumbre hemisférica de abril en Cartagena porque Cuba no fue invitada, una vez más se convirtió en el centro de atención. 

Para su deleite obvio, no sólo desafió el Reino Unido y Suecia, donde Assange ha sido requerido por una posible acusación de asalto sexual, pero particularmente, a los Estados Unidos. Correa afirma que Assange eventualmente terminaría allí, perseguido y tratado injustamente debido a las embarazosas revelaciones de Wikileaks.

Correa ya está en una posición políticamente fuerte en Ecuador, y es probable que sea reelegido el próximo año. Invocar la soberana nacional probablemente ayude a solidificar su base de apoyo. A nivel regional, Correa podría estar saboreando el momento, pero estimular las expresiones de solidaridad no es lo mismo que ejercer un verdadero liderazgo.

En Washington, el proceder de Correa tendrá costos. El gobierno ecuatoriano está solicitando la renovación de las preferencias comerciales y haciendo hincapié en la cooperación en las políticas antinarcóticos. Pero la decisión de Correa y la postura sobre el caso Assange debilitará el poco apoyo que Ecuador tiene en el Congreso y en la administración Obama.

Hay muchas ironías y dobles estándares.

Aunque Correa se queja de que el Reino Unido debería conceder un pase seguro de Assange a Ecuador, Evo Morales - un aliado de Correa- se ha negado a hacer lo mismo con un senador boliviano asilado por Brasil. Correa también está considerando una solicitud de Belarús -un país no conocido por el imperio de la ley- para extraditar a un hombre acusado de fraude al que se le había concedido estatus de refugiado en Ecuador.

Algunos han dicho que Correa ha asumido la causa de Assange para mejorar su imagen en el tema de la libertad de prensa. Pero sobre esta cuestión Correa no tiene mucha credibilidad. Ha demostrado poca tolerancia a la crítica.

Abrazando a Assange -el supuesto campeón de la libertad de información- está contrario con los antecedentes tristes de Correa sobre el tema.

En su discurso desde el balcón, Assange criticó a Putin por una severa pena de prisión contraPussy Riot, un grupo de música que se opuso al presidente ruso. Hasta ahora, este caso ha sido recibido con silencio en Quito, lo que demuestra hasta qué punto la relación entre Correa y Assange tiene que ver con la política.
TOMADO DE  http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/el_juego_politico_de_correa/el_juego_politico_de_correa.asp?CodSeccion=219


CORREA RECHAZA SUPUESTAS REPRESALIAS DE U.S.A
 
Rafael Correa, presidente de Ecuador.  /   EFERafael Correa, presidente de Ecuador. / EFE
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, rechazó este martes eventuales represalias comerciales de Estados Unidos contra su país, como advirtieron empresarios locales, por haber concedido asilo diplomático al fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
"Debería ser inaceptable tener retaliaciones comerciales por dar asilo a un ciudadano", dijo Correa durante una reunión con 150 industriales ecuatorianos, y subrayó que "no va a aceptar imposiciones de nadie".
Previamente, Pablo Dávila, titular de la Cámara de Industrias de la provincia de Pichincha -de la que Quito es capital-, señaló en un discurso que el asilo al australiano podría llevar a que Estados Unidos no renueve el acuerdo de preferencias arancelarias (ATPDEA).
"Es indudable que el asilo al señor Assange va a tener un impacto en materia comercial (pero) tenga la certeza que nosotros no vamos a juzgar el tema político", aseguró Dávila,citado por el periódico electrónico de la presidencia.
El mandatario izquierdista enfatizó que la soberanía de Ecuador "no está en venta" y sostuvo que aceptar "presiones" de esta clase sería "terrible, un síntoma de neocolonialismo" que el empresariado debería rechazar.
"Con ese criterio, ¿cuántas retaliaciones debemos tomar contra Estados Unidos por la cantidad de fugitivos de la justicia que están allá, la misma Suecia, cuántos asilados tiene?", cuestionó el gobernante.
La cita entre Correa y los empresarios analizó la política de comercio exterior, frente a lo cual el sector privado planteó armar una estrategia ante un eventual fin del ATPDEA -vigente hasta el 30 de junio de 2013- y avanzar hacia la negociación de un acuerdo comercial con la Unión Europea (UE).
El pasado 16 de agosto, el gobierno ecuatoriano concedió asilo al creador de WikiLeaks, quien se encuentra en la embajada de Quito en Londres desde el 19 de junio.
Assange ingresó a la sede diplomática después de agotar sus recursos legales para evitar la extradición a Suecia, que le reclama por delitos de "violación" y "agresión sexual" que niega haber cometido.
El australiano dice temer que el requerimiento de la justicia sueca sea sólo una excusa para su posterior entrega a Estados Unidos, donde es indagado por espionaje al haber publicado cientos de miles de documentos sobre las guerras de Irak y Afganistán y cables confidenciales del Departamento de Estado, por lo que sostiene podría ser condenado a cadena perpetua o a la pena de muerte.
Washington ha negado todo tipo de "persecución" contra Assange. 

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